Cumplo 25 y es raro: estoy en Baires. Por primera vez en años, desoigo los consejos de Santiago, y una parte mía tiene miedo. Como dijo Patri, es la parte que aún teme “ensuciarse los pantalones”. Sí, es cierto, aún necesito símbolos.
Hay cosas que me hacen creer que va a ser un año bravo, con cosas que no van a ser tan fáciles como podrían. Por otro lado me parece que la paciencia no va a ser una de mis virtudes, que voy a largar muy fácilmente lo que lleve adentro, aunque no me “convenga”.
En fin, voy a tener que capear la tormenta que pueda venir. Y hay algo que me entusiasma, algo que me hace sentir que voy hacia mi mejor horizonte: estoy escribiendo. Y eso me gusta.

